Después de unas cuantas horas pasadas en el puesto de
plantas comestibles y una más pasada en el puesto de lanzar cuchillos, llega la
hora de comer. Los tributos profesionales se sientan en una mesa todos juntos,
mientras el resto se sientan separados. Maud decide sentarse sola, en una mesa
apartada de los demás. Sin embargo, cuando está echándose la comida en el plato aparece Aitor y le dice
sonriendo:
-¿Que te parece si nos sentamos juntos? Aquí no hay mucha
gente simpática y no me gustaría tener que pasar mis últimos días solo.
Maud le mira sorprendida. Esta apunto de protestar, pero se
lo piensa mejor y decide sentarse con Aitor. El chico tiene razón, mejor será
disfrutar los últimos días antes de los juegos que condenarse a la soledad. Al
fin y al cabo, aun que esta decidida a ganar, probablemente no lo conseguirá.
- Está bien- concede Maud sonriendo levemente- Sentémonos en
aquella mesa de allí.
Comen juntos, y se ríen de las gracias del otro durante el
tiempo que tienen de descanso. Luego, antes de separarse para seguir entrenando,
Aitor comenta:
-Has visto los del 11. ¿Cómo pueden unirse con los
profesionales después de lo de Set? Ya sabes, el tributo del 2, el que mato y
desmembró a los dos tributos del 11.
-No lo sé, Aitor. Que sean del 11 no quiere decir que no
puedan ser despreciables. Supongo que allí también habrá de todo. Además, es la
mejor forma de sobrevivir.- dice Maud intentando dejar zanjado el tema. Ella
nunca se uniría a los profesionales y la sola mención de Set le ponía los pelos
de punta. De todas formas no era nadie para juzgar a los del 11, ellos tendrían
sus propias razones.
-¿Te unirías tu a los profesionales para andar dando caza a
los demás tributos?- Pregunta Aitor asqueado por la idea.
-No Aitor, no me uniría, pero no conozco las razones que
mueven a los demás. Quizás tengan una razón lo suficiente buena para hacerlo.-
responde Maud, ya no de tan buen humor como en la comida, y luego añade con voz
cansada- Sera mejor que vayamos a entrenar.
Se pasa toda la tarde de un puesto en otro, aprendiendo todo
lo que puede sobre supervivencia y sobre la lucha con los distintos tipos de
armas que tienen a su disposición. La tarde se pasa enseguida y cuando esta
apunto de dirigirse hacia el ascensor ve a uno de los tributos profesionales
del 2 empujando a la chica del 4, que cae al suelo. Los otros profesionales se
ríen y felicitan al que la empujo. Maud no puede soportarlo y va hacia ellos
hecha una furia.
-¿Pero de qué vas? ¿No sabes que los tributos no se pueden
pelear hasta que estén en la arena?- dice Maud poniéndose entre la chica del 4
y el profesional que la había empujado.
- ¿Y tú no sabes, chica del 7, que puedo destrozaros a las
dos en menos de 1 minuto?- dice el profesional del 1, que era el que había
empujado a la chica del 4.
Los otros profesionales le ríen las gracias como tontos.
-Seguro que sí. Con tantos amigos para echarme una mano yo
también podría. Sin embargo, matar dos tributos antes de los juegos seguro que
haría que te eliminaran de la arena.- dice Maud provocándole, y luego añade-
Vaya forma más triste de perder los juegos, siendo descalificado. ¿No crees?
- Por esta vez os dejare en paz, pero en la arena ya puedes
correr porque me encargare de acabar contigo cuanto antes.- dice apretando los
dientes con rabia.
-Eso, Crassus os deshará a puñetazos en la arena.- dice la
chica del 1 mientras suelta risitas nerviosas.
- ¡Cállate Nina!- dice Crassus con cara de asco, luego se da
la vuelta y se va.
Los demás profesionales le siguen hacia el ascensor. En
cuanto desaparecen, Maud se agacha para ayudar a Charlotte a levantarse.
-No tenías que haberte metido, ahora ira a por ti en la
arena- dice esta apenada.
-Pues que venga, pienso darle su merecido- responde Maud.
Luego, intrigada, le pregunta a Charlotte - ¿Por qué se metían contigo?
-Oh, bueno, es que yo me burle de ellos. Estaba en el puesto
de plantas comestibles cuando uno de los tributos se rio y dijo que ellos no
necesitaban atender a esos puestos tan ridículos. Entonces, yo me di la vuelta
y le solté que si no fuera por la comida de la Cornucopia los profesionales del
1 y del 2 no ganarían ni un tercio de los juegos. – contesta Charlotte orgullosa.
- ¿y te ataco por eso?- Pregunta Maud todavía fascinada.
-No, me lanzo una mirada asesina y luego, al terminar el
entrenamiento, vino y me empujo. Mientras los demás se reían me dijo que iba acabar conmigo antes de que
empezaran los juegos. Que me debía sentir una privilegiada- contesta Charlotte
esta vez avergonzada, y luego añade, bajando la mirada- La verdad es que pase
miedo antes de que aparecieras tu.
- Bueno, no iba dejar que los profesionales abusaran de su
poder- dice Maud quitándole importancia.
-Gracias de todos modos. – Dice Charlotte mirándole a los
ojos, y añade- Ojala ganes los juegos.
Charlotte se despide y se sube al ascensor. Maud la sigue
ensimismada en sus pensamientos.
“Ojala ganes los juegos”
Maud no se lo puede creer, que otro jugador te desee que
ganes los juegos es algo impensable, significa que prefiere morir y que tú
ganes, que ganar el y que tu mueras. Eso es más de lo que se le puede pedir a
un amigo, incluso a un familiar. Pero en este caso, no es un familiar ni es un amigo el que te lo desea, es una total
desconocida. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puedes causarle a alguien una impresión tan
grande?
El ascensor llega a la planta de Maud y esta se encuentra
con los demás, que ya están comiendo. No les cuenta lo de los profesionales y
la chica de los ojos verdes. En vez de eso, se inventa una mentira sobre la
razón de su tardanza, cena lo más rápido posible y se va a la cama.
“Genial, lo estoy haciendo genial. Me he hecho amiga de
Aitor, me he enamorado de Derek y me siento en la obligación de proteger a
Charlotte. Además, el profesional del 1; Crassus, irá a por mí en la arena como
primer objetivo. A este ritmo, no sé cómo voy a ganar estos juegos.” - piensa
Maud mientras se va quedando dormida.
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