miércoles, 13 de junio de 2012

Los ojos verdes de Walter.








Son ya casi las diez. Maud termina de vestirse y se dirige al comedor. Rose está muy animada hasta que ve la cara de Maud y chilla asustada:

-Pero mira que ojeras tienes. Se supone que ayer debías haber dormido.

Luego, busca desesperada algo en su bolso e intenta esconder las ojeras de Maud con maquillaje mientras esta lucha por sacársela de encima. En ese momento llega Aitor y Pierre, que consigue que Rose deje a Maud.

-Vamos, será mejor que vayamos a desayunar. Pronto tendrán que bajar.- dice cuando termina de convencer a Rose para que deje a Maud.

Desayunan  sin darse mucha prisa, a pesar de que son casi las diez. Luego, Aitor y Maud bajan solos en el ascensor. No tienen demasiado tiempo para hablar, aunque Aitor aprovecha para soltar algún comentario sobre lo que hará en el entrenamiento. Finalmente, el ascensor se detiene y llegan al centro de entrenamiento.
Casi todos los tributos se encuentran ya allí, solo faltan los dos del 11 que llegan antes de que la entrenadora, que se presenta como Ágata, comience su discurso. Maud analiza a sus contrincantes mientras Ágata les explica las normas y los distintos puestos de entrenamiento. La mayoría parecen demasiado débiles y famélicos para suponer una amenaza, a pesar de que ya llevan unos cuantos días en el Capitolio comiendo manjares.

   “Los profesionales ya han formado un grupo: están los dos del 1 y del 2 y también la chica que se ofreció voluntaria en el 5. Además, parecen interesados en los tributos del 11 que terminan aceptando unirse a ellos. Tampoco me fiaría de la chica del 8, parece realmente inteligente. Y el del 12 sabe aprovechar su belleza, así que seguro que recibe muchos regalos en la arena.”- Repasa Maud mentalmente mientras los observa.

 En ese momento su mirada se cruza de nuevo con la del chico del distrito 4 y la aparta rápidamente,  azorada. Cuando la entrenadora termina de hablar e invita a los tributos a ir a los puestos que prefieran Maud se acerca al puesto de trampas para perfeccionar un poco su habilidad. Mientras ella intentaba hacer una trampa que no había hecho nunca en su distrito un chico se le acercaba por detrás.

-¿Te ayudo con esa trampa o puedes montarla tú sola?- dice una voz profunda muy cerca de Maud.

Maud se gira de golpe y se encuentra con los ojos azules casi transparentes del tributo del distrito 4. Luego, lo recorre de arriba abajo con la mirada. Es alto y fuerte, tiene la piel de un hermoso tono bronceado. Sus rasgos son armónicos y agradables. Además tiene el pelo moreno, pero no un moreno normal, si no que tiene un color negro azabache que casi no parece natural. No es tan extremadamente guapo como el chico del 12 pero tampoco está nada mal. Sin embargo, su comportamiento es totalmente distinto; a diferencia del chico del 12 que se pavonea por todos lados, este chico parece no ser consciente de su belleza.

-Me llamo Derek- dice el chico mientras ofrece una mano a Maud – Soy del distrito 4. ¿Puedo unirme a ti y practicar unas trampas?

-Sí, claro. Yo soy Maud – Dice ella entrecortadamente mientras se dan la mano- ¿Sabes algo de trampas?

-Bueno un poco- dice Derek sentándose a su lado y cogiendo la que tiene Maud en las manos. La termina en apenas unos minutos. Luego, añade distraídamente mientras señala hacia una chica bajita y de piel bronceada. – Esa es la chica de mi distrito. Es una pena que la eligieran a ella con tanta gente que hay en mi distrito entrenándose por su cuenta.

Maud mira hacia donde le señala Derek. La chica es bajita, morena y de un tono de piel similar a la del chico. Está  intentando lanzar un par de cuchillos, pero las cosas no le van muy bien. De repente se gira y sus ojos verdes la miran inquisitivamente. Ella se queda paralizada, por un segundo le había parecido ver a su pequeño hermanito Walter en el centro de entrenamiento, pero no es su hermano el que está allí. Ni siquiera son sus ojos, esos ojos son de la chica del 4.

- Maud… ¿Me oyes? ¿Qué te pasa?- dice Derek preocupado tocándole levemente el hombro.

Maud deja de mirar a la chica y le pregunta, todavía algo aturdida:

-¿Cómo se llama la chica de tu distrito?

- Charlotte. Se llama Charlotte- dice sonriéndole.

 Luego, sin decir nada más, se levanta y se va.


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