viernes, 20 de julio de 2012

Rose Timber y Pierre Montenegro







Las cinco horas con Rose se volvieron interminables para Maud. Nunca antes había puesto tacones y mucho menos unos tan altos. Al principio no los soportaba y caminaba con ellos como un pato mareado. Sin embargo, como Rose no la dejo descansar hasta que supo andar con los tacones de forma aceptable, termino por adaptarse a ellos. Después de los tacones tuvo que aprender una increíble variedad de sonrisas y su utilización en los distintos momentos de una conversación. Por último, cuando Maud creía que ya no podría aguantar ni un minuto más aprendiendo esta sarta de tonterías sobre la educación, Rose le enseño a mantener una postura correcta en todo momento. Maud suspiraba estresada y deseaba estar de vuelta en su distrito, talar árboles era una tarea mucho más agradable y liviana que este infierno. Para alivio de Maud cuando terminaron de ensayar la postura ya habían pasado las cinco horas y podía irse en busca de Pierre. 

Los encontró charlando animadamente en el comedor. Parecían haber terminado hacia ya rato. Maud se pregunto qué haría en el tiempo que tenia para estar con Pierre. Esperaba que no fuera nada parecido a lo que había hecho con Rose. Pierre se despidió apresuradamente de Aitor y se alejo con Maud hacia otra habitación. Se sentaron uno frente a otro en unos sillones que rodeaban una pequeña mesita de cristal.

 - Bueno, ya te dije como quería que actuaras delante de las cámaras. ¿Tienes alguna idea de lo que vas a decir en la entrevista?- dice Pierre mientras escruta el rostro de Maud.

-No lo sé. No soy muy buena improvisando y no se me ocurre nada que pueda impresionar al público. – responde Maud deprimida de pronto. Para ganar los juegos necesita patrocinadores y para conseguir patrocinadores no vale un simple traje, tiene que ser ella la que impresione a la gente o la conmueva.

-¿y qué tal tu incidente con los profesionales? Me parece haber oído algo de que pusiste en su sitio a su líder.- dice Pierre sonriendo, y luego pensándoselo mejor añade- aun que mencionarlo en las entrevistas puede traerte todavía más enemistad con él. Quizás no sea una buena idea.

Maud se había quedado con la boca abierta mientras oía hablar a Pierre.

-¿Cómo…como te has enterado?- tartamudea Maud todavía asombrada.

- Yo lo sé todo, señorita Williams, o es que creías que mi atractivo natural solo estaba ahí para adornar.- responde Pierre con una sonrisa tan maravillosa que deja a Maud deslumbrada durante unos segundos.

-No le tengo miedo a Crassus- dice Maud con energía renovada. Luego, añade, volviendo a deprimirse-pero no tengo ni idea de cómo introducir el tema de forma sutil en la entrevista.

-No te preocupes. ¿Para qué crees que estoy yo, si no para decirte como debes impresionar al público?- y su sonrisa, antes seductora e impresionante, se vuelve tierna, calentita y cercana. Tan cercana que es capaz de calmar a Maud dejándola en un estado de relajación irreal. No es de extrañar que se entere de todo lo que pasa teniendo armas tan poderosas como esta.

Discuten durante un rato sobre los pormenores de la entrevista y luego hablan de cosas superfluas mientras esperan a que Aitor y Rose terminen.

Cuando Aitor sale del cuarto con Rose parece estar de un humor de perros, mientras que Maud irradia buen humor. Al final había sido una suerte dedicar las cinco primeras horas con Rose y no estás ultimas.

Todos se sentaron en la mesa y comieron algo antes de que el equipo de preparaciones de cada tributo viniera a reclamarlos.

Maud pasó de nuevo a la sala de preparaciones y dejo vagar su mente mientras su equipo le arreglaba la piel y las uñas, y la bañaba en estaños jabones aromáticos. Cuando terminaron de prepararla Elrond apareció para mostrarle el vestido que iba llevar a la entrevista.

-He hablado con Pierre y he diseñado un traje de acuerdo con la imagen que quieres dar en la entrevista- dice alegremente Elrond mientras le saca la funda al traje y se lo acerca a Maud.

Maud lo observa impresionada. El traje era de un hermoso color verde bosque y la tela realmente suave al tacto. Elrond se lo muestra a Maud por partes. Un traje de baño completo de color verde oscuro, unas medias verdes adornadas con vides, unos largos guantes verdes, unos zapatos a conjunto y una capa verde por encima. Cuando Elrond termina de vestirla Maud se mira al espejo y suelta un grito. No se había dado cuenta antes pero su equipo de preparación  había recogido su hermoso pelo en dos grandes moños con forma de cuernos y  la habían decorado con tatuajes por encima de las cejas.

“Parezco una especie de heroína” – pensó Maud nada mas verse en el espejo.





martes, 3 de julio de 2012

Josef; el líder rebelde del distrito 7.







Maud se levanta a la hora acordada deseando que el día se pase lo más rápido posible. Mientras se pone lo primero que encuentra en el armario observa como un pequeño sinsajo se posa en la repisa de la ventana de su habitación.

“Que extraordinarios son los sinsajos”- piensa Maud, animada, mientras mira como el pajarillo picotea la repisa buscando algo que comer.- “Sus antepasados; los charlejos, sobrevivieron al horrible destino al que los había condenado él Capitolio, y no solo eso, sino que además los rebeldes aprovecharon las habilidades de estos hermosos pajarillos para hacer llegar información falsa al otro bando, burlándose así de sus enemigos.”

Maud se ríe con ganas recordando las historias que su padre le cuenta sobre esos años. Por desgracia, el hermano de su padre pago caro ser uno de los líderes de la revolución. Maud todavía llora de impotencia cuando recuerda como fue ajusticiado su tío dos años después de que el Capitolio acabara con las revueltas. Ella todavía era una niñita cuando su tío; Josef, fue ahorcado por traición en medio de la plaza del distrito 7. Al recordarlo, una sensación de frio le recorre la espalda y Maud se encoge en el suelo de su habitación intentando apartar los recuerdos de su mente. Sin embargo, cuando está a punto de caer en el pozo depresivo del que tanto le costó salir hace unos años encuentra el colgante de piñones que Mikel le había regalado el día de la cosecha. Se había olvidado completamente de él y lo había dejado tirado en el suelo junto con la ropa del primer día, ¿cómo podía haber sido tan descuidada? Lo recoge con delicadeza del suelo y lo aprieta contra el pecho. Él fuerte olor que desprenden los piñones del colgante recuerda a Maud que no puede dejarse llevar por el dolor, que tiene que volver a casa y cuidar de sus hermanos más pequeños, que sin ella toda su familia está perdida y que si se dejaba llevar por el dolor, jamás volvería al mundo de los vivos. No, esta vez no podía permitírselo. Acerco una última vez el hermoso collar de piñones a la cara, para poder aspirar su fuerte perfume y luego, decidida, lo guardo y salió al comedor.

-Menos mal que apareces, pensábamos que te ibas saltar el desayuno. – bromea Aitor cuando Maud entra en el comedor.

-Si hombre, y perderme todos estos manjares. – Dice Maud sonriendo, mientras señala la enorme mesa del comedor, que rebosa comida.

-Pues vas a tener que comer rápido. Van a ser las diez y quiero que tengáis cada uno cinco horas con Rose y cinco conmigo.- dice Pierre muy serio.

-Vamos Pierre, no te enojes. – Dice Aitor y luego, medio en broma, añade- No ves que Maud es capaz de engullir media mesa en dos minutos.

-No es cierto. Eres un exagerado- protesta Maud al ver como Aitor se parte de risa. Luego, coge un plato, se sirve un montón de comida y la engulle lo más rápido posible para no enfadar más a Pierre.

-Bueno, puedes tomártelo con un poco más de tranquilidad. No queremos que nuestra estrella se nos ahogue antes de las entrevistas. – Dice Pierre con un toque de humor mientras observa a Maud comer.

-Bueno, ¿y quien empieza contigo?- pregunta Aitor, mientras apura el ultimo pedazo de pan.

- Tu conmigo y Maud con Rose. Ya que has terminado, podemos empezar ya- responde Pierre.

Aitor se levanta de la mesa y se va con Pierre. Justo cuando salen, aparece Rose en el comedor y Maud, que ya había terminado de desayunar, se levanta y se va con Rose a otra habitación.

miércoles, 20 de junio de 2012

Fin del entrenamiento. A un paso de los juegos.






Suenan unos golpes en la puerta que le recuerdan a Maud que tiene que levantarse para otro duro día de entrenamientos. Así que, se viste lo más rápido posible y baja a desayunar. En el comedor ya están Pierre y Aitor esperándola. Sin embargo, ella va directa a por su desayuno sin apenas parar a saludarles. Decide que quiere tomar un poco de cada  exquisitez que le ofrece el Capitolio, porque probablemente no podrá hacerlo nunca más, y va echándose comida en el plato hasta que ya no queda ni el más pequeño espacio. Después, se sienta al lado de Aitor y se pone a devorarlo todo como si llevara años sin comer. Pierre la mira con cara de preocupación, pero no puede evitar soltar una carcajada cuando esta para de engullir y dice, todavía con un bollo en la boca:

- Por mí no os cortéis. Podéis seguir hablando.

- Creo que contemplarte es más divertido- contesta Aitor riéndose.

Seguidamente los tres se ríen y Maud apura el resto del desayuno. Luego, añade:

- Bueno, ¿hay algo que deba saber sobre el entrenamiento de hoy?

-No, nada nuevo. Básicamente que aprovechéis el tiempo. – Dice Pierre con una amplia sonrisa, y luego añade- venga, al ascensor que ya son las diez.

Maud se pasa el día en los distintos puestos de armas pero en ningún momento toca el hacha,  debe guardarla para la sesión privada con los vigilantes. Enseguida se le pasa la tarde, y cuando están cenando recuerda que no vio por ningún lado a los tributos del cuatro. Se pregunta donde estarán, y que les pudo haber pasado. Preocupada, decide fijarse en ellos al día siguiente. Quizás se ha centrado tanto en entrenar que se le han pasado.

Al día siguiente Maud respira aliviada; los dos tributos del 4 están en el centro de entrenamiento y su salud física es tan buena como siempre. Por un momento, Maud había temido que hubieran sido víctimas de un ataque de los profesionales.

El día se le pasa volando y cuando se da cuenta ya está esperando su turno para impresionar a los vigilantes. Según van quedando solos en la habitación Maud se va poniendo cada vez más nerviosa. Por suerte, su turno no se hace esperar. Maud respira hondo varias veces para calmarse mientras entra en la habitación. Todavía nerviosa, coge una hermosa hacha adornada con un rubí en la empuñadura y se gira hacia los vigilantes. El hacha pesa más de lo que se había imaginado y le tiembla el pulso al intentar levantarla. De repente, se le ocurre la idea de que quizás no sea capaz de levantarla y los vigilantes le pongan un cero. El sudor empieza a resbalarle por la frente mientras intenta apartar esos pensamientos de su cabeza. Sin embargo, es incapaz de despejar su mente. Un escalofrío le recorre la espina dorsal y empieza a temblar de los nervios. Ya lleva un rato y todavía no ha hecho nada, así que los vigilantes se ríen de ella.

“Eso si que no pienso permitirlo”- piensa ella con decisión y el miedo por fin la abandona.

Al cerrar los ojos deja que una nueva energía la recorra por dentro y le de la fuerza necesaria para llevar a cabo su tarea, así era como hacían en su distrito cuando ya no tenían fuerzas para seguir talando árboles. Acompasa su respiración y levanta el hacha sin dificultad. Decidida, comienza con unos sencillos movimientos y luego va aumentando su complicación. A medida que van pasando los minutos va sintiendo más unidad con su hacha, como si esta ya fuera un miembro más de su cuerpo. Enseguida se siente preparada para practicar las difíciles técnicas de combate que practicaba en su casa, y lo hace. Los vigilantes comienzan a aplaudir y ella embargada por la emoción cada vez se arriesga más con sus ataques a enemigos inimaginables. Finalmente, cansada, decide que debe dar final a su combate ficticio y deja el hacha en su sitio. Los vigilantes le dan la enhorabuena y la mandar marcharse.

En cuanto llega al comedor la asaltan a preguntas sobre cómo le fue en la sesión privada y Maud, cansada, les cuenta brevemente lo que hizo. Con eso parecen conformes y la dejan en paz hasta la hora en la que se televisan las puntuaciones.

Como era de esperar los tributos profesionales del 2 y del 1 no sacan menos de un 9, y Crassus tiene su bien merecido 10. Derek tiene un 8 y Charlotte consigue un cutre 5. Aitor saca un 7, que no está nada mal, y Maud un sorprendente 10, que la deja en estado de Shock. Los demás tributos apenas llegan al cinco, excepto los del 11 que parecen tributos profesionales con sus dos 9.

- Bueno, será mejor que os acostéis. Mañana será un largo día, y el peor de todos. – Dice Pierre como si fuera evidente porque iba ser un día tan malo. Luego, añade- Tendréis que prepararos para las entrevistas.

Aitor y Maud intercambian una mirada y deciden hacer caso de Pierre. Tiene toda la razón,  mañana será un día horrible y muy largo.

sábado, 16 de junio de 2012

Enfrentamiento con los profesionales.






Después de unas cuantas horas pasadas en el puesto de plantas comestibles y una más pasada en el puesto de lanzar cuchillos, llega la hora de comer. Los tributos profesionales se sientan en una mesa todos juntos, mientras el resto se sientan separados. Maud decide sentarse sola, en una mesa apartada de los demás. Sin embargo, cuando está echándose la comida en el plato aparece Aitor y le dice sonriendo:

-¿Que te parece si nos sentamos juntos? Aquí no hay mucha gente simpática y no me gustaría tener que pasar mis últimos días solo.

Maud le mira sorprendida. Esta apunto de protestar, pero se lo piensa mejor y decide sentarse con Aitor. El chico tiene razón, mejor será disfrutar los últimos días antes de los juegos que condenarse a la soledad. Al fin y al cabo, aun que esta decidida a ganar, probablemente no lo conseguirá.

- Está bien- concede Maud sonriendo levemente- Sentémonos en aquella mesa de allí.

Comen juntos, y se ríen de las gracias del otro durante el tiempo que tienen de descanso. Luego, antes de separarse para seguir entrenando, Aitor comenta:

-Has visto los del 11. ¿Cómo pueden unirse con los profesionales después de lo de Set? Ya sabes, el tributo del 2, el que mato y desmembró a los dos tributos del 11.

-No lo sé, Aitor. Que sean del 11 no quiere decir que no puedan ser despreciables. Supongo que allí también habrá de todo. Además, es la mejor forma de sobrevivir.- dice Maud intentando dejar zanjado el tema. Ella nunca se uniría a los profesionales y la sola mención de Set le ponía los pelos de punta. De todas formas no era nadie para juzgar a los del 11, ellos tendrían sus propias razones.

-¿Te unirías tu a los profesionales para andar dando caza a los demás tributos?- Pregunta Aitor asqueado por la idea.

-No Aitor, no me uniría, pero no conozco las razones que mueven a los demás. Quizás tengan una razón lo suficiente buena para hacerlo.- responde Maud, ya no de tan buen humor como en la comida, y luego añade con voz cansada- Sera mejor que vayamos a entrenar.

Se pasa toda la tarde de un puesto en otro, aprendiendo todo lo que puede sobre supervivencia y sobre la lucha con los distintos tipos de armas que tienen a su disposición. La tarde se pasa enseguida y cuando esta apunto de dirigirse hacia el ascensor ve a uno de los tributos profesionales del 2 empujando a la chica del 4, que cae al suelo. Los otros profesionales se ríen y felicitan al que la empujo. Maud no puede soportarlo y va hacia ellos hecha una furia.

-¿Pero de qué vas? ¿No sabes que los tributos no se pueden pelear hasta que estén en la arena?- dice Maud poniéndose entre la chica del 4 y el profesional que la había empujado.

- ¿Y tú no sabes, chica del 7, que puedo destrozaros a las dos en menos de 1 minuto?- dice el profesional del 1, que era el que había empujado a la chica del 4.

Los otros profesionales le ríen las gracias como tontos.

-Seguro que sí. Con tantos amigos para echarme una mano yo también podría. Sin embargo, matar dos tributos antes de los juegos seguro que haría que te eliminaran de la arena.- dice Maud provocándole, y luego añade- Vaya forma más triste de perder los juegos, siendo descalificado. ¿No crees?

- Por esta vez os dejare en paz, pero en la arena ya puedes correr porque me encargare de acabar contigo cuanto antes.- dice apretando los dientes con rabia.

-Eso, Crassus os deshará a puñetazos en la arena.- dice la chica del 1 mientras suelta risitas nerviosas.

- ¡Cállate Nina!- dice Crassus con cara de asco, luego se da la vuelta y se va.

Los demás profesionales le siguen hacia el ascensor. En cuanto desaparecen, Maud se agacha para ayudar a Charlotte a levantarse.

-No tenías que haberte metido, ahora ira a por ti en la arena- dice esta apenada.

-Pues que venga, pienso darle su merecido- responde Maud. Luego, intrigada, le pregunta a Charlotte - ¿Por qué se metían contigo?

-Oh, bueno, es que yo me burle de ellos. Estaba en el puesto de plantas comestibles cuando uno de los tributos se rio y dijo que ellos no necesitaban atender a esos puestos tan ridículos. Entonces, yo me di la vuelta y le solté que si no fuera por la comida de la Cornucopia los profesionales del 1 y del 2 no ganarían ni un tercio de los juegos. – contesta Charlotte orgullosa.

- ¿y te ataco por eso?- Pregunta Maud todavía fascinada.

-No, me lanzo una mirada asesina y luego, al terminar el entrenamiento, vino y me empujo. Mientras los demás se reían me  dijo que iba acabar conmigo antes de que empezaran los juegos. Que me debía sentir una privilegiada- contesta Charlotte esta vez avergonzada, y luego añade, bajando la mirada- La verdad es que pase miedo antes de que aparecieras tu.

- Bueno, no iba dejar que los profesionales abusaran de su poder- dice Maud quitándole importancia.

-Gracias de todos modos. – Dice Charlotte mirándole a los ojos, y añade- Ojala ganes los juegos.

Charlotte se despide y se sube al ascensor. Maud la sigue ensimismada en sus pensamientos.

“Ojala ganes los juegos”

Maud no se lo puede creer, que otro jugador te desee que ganes los juegos es algo impensable, significa que prefiere morir y que tú ganes, que ganar el y que tu mueras. Eso es más de lo que se le puede pedir a un amigo, incluso a un familiar. Pero en este caso, no es un familiar ni es  un amigo el que te lo desea, es una total desconocida. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puedes causarle a alguien una impresión tan grande?

El ascensor llega a la planta de Maud y esta se encuentra con los demás, que ya están comiendo. No les cuenta lo de los profesionales y la chica de los ojos verdes. En vez de eso, se inventa una mentira sobre la razón de su tardanza, cena lo más rápido posible y se va a la cama.

“Genial, lo estoy haciendo genial. Me he hecho amiga de Aitor, me he enamorado de Derek y me siento en la obligación de proteger a Charlotte. Además, el profesional del 1; Crassus, irá a por mí en la arena como primer objetivo. A este ritmo, no sé cómo voy a ganar estos juegos.” - piensa Maud mientras se va quedando dormida.

viernes, 15 de junio de 2012

Finnick Odair Dibujos


           Como ayer no subi capitulo y hoy creo que no tendre tiempo os dejo unos dibujos de Finnick Odair.( En  algunos tambien salen los demás pero los he puesto igual porque sale Finnick.) Espero que os gusten.

P.D:  No son mis dibujos, ya me gustaria. Son dibujos que me he encontrado por la red.






Finnick



Finnick y Annie



Finnick Odair



¿Es que esto te distrae?

Finnick y Annie


Finnick y Katniss haciendo nudos.


Finnick Odair


Finnick Odair



Finnick Odair


Finnick Odair


Annie Cresta y Finnick Odair


Snow, Katniss, Peeta, Gale, Finnick y Cinna.



Finnick and Annie


Finnick haciendo nudos.


Finnick Odair


Finnick and Annie


Finnick Odair



Cinna, Gale, Katniss, Peeta, Finnick.


Finnick Odair


Finnick and Annie


Finnick Odair


Finnick Odair en los juegos.



Katniss no sabe que pensar de Finnick


miércoles, 13 de junio de 2012

Los ojos verdes de Walter.








Son ya casi las diez. Maud termina de vestirse y se dirige al comedor. Rose está muy animada hasta que ve la cara de Maud y chilla asustada:

-Pero mira que ojeras tienes. Se supone que ayer debías haber dormido.

Luego, busca desesperada algo en su bolso e intenta esconder las ojeras de Maud con maquillaje mientras esta lucha por sacársela de encima. En ese momento llega Aitor y Pierre, que consigue que Rose deje a Maud.

-Vamos, será mejor que vayamos a desayunar. Pronto tendrán que bajar.- dice cuando termina de convencer a Rose para que deje a Maud.

Desayunan  sin darse mucha prisa, a pesar de que son casi las diez. Luego, Aitor y Maud bajan solos en el ascensor. No tienen demasiado tiempo para hablar, aunque Aitor aprovecha para soltar algún comentario sobre lo que hará en el entrenamiento. Finalmente, el ascensor se detiene y llegan al centro de entrenamiento.
Casi todos los tributos se encuentran ya allí, solo faltan los dos del 11 que llegan antes de que la entrenadora, que se presenta como Ágata, comience su discurso. Maud analiza a sus contrincantes mientras Ágata les explica las normas y los distintos puestos de entrenamiento. La mayoría parecen demasiado débiles y famélicos para suponer una amenaza, a pesar de que ya llevan unos cuantos días en el Capitolio comiendo manjares.

   “Los profesionales ya han formado un grupo: están los dos del 1 y del 2 y también la chica que se ofreció voluntaria en el 5. Además, parecen interesados en los tributos del 11 que terminan aceptando unirse a ellos. Tampoco me fiaría de la chica del 8, parece realmente inteligente. Y el del 12 sabe aprovechar su belleza, así que seguro que recibe muchos regalos en la arena.”- Repasa Maud mentalmente mientras los observa.

 En ese momento su mirada se cruza de nuevo con la del chico del distrito 4 y la aparta rápidamente,  azorada. Cuando la entrenadora termina de hablar e invita a los tributos a ir a los puestos que prefieran Maud se acerca al puesto de trampas para perfeccionar un poco su habilidad. Mientras ella intentaba hacer una trampa que no había hecho nunca en su distrito un chico se le acercaba por detrás.

-¿Te ayudo con esa trampa o puedes montarla tú sola?- dice una voz profunda muy cerca de Maud.

Maud se gira de golpe y se encuentra con los ojos azules casi transparentes del tributo del distrito 4. Luego, lo recorre de arriba abajo con la mirada. Es alto y fuerte, tiene la piel de un hermoso tono bronceado. Sus rasgos son armónicos y agradables. Además tiene el pelo moreno, pero no un moreno normal, si no que tiene un color negro azabache que casi no parece natural. No es tan extremadamente guapo como el chico del 12 pero tampoco está nada mal. Sin embargo, su comportamiento es totalmente distinto; a diferencia del chico del 12 que se pavonea por todos lados, este chico parece no ser consciente de su belleza.

-Me llamo Derek- dice el chico mientras ofrece una mano a Maud – Soy del distrito 4. ¿Puedo unirme a ti y practicar unas trampas?

-Sí, claro. Yo soy Maud – Dice ella entrecortadamente mientras se dan la mano- ¿Sabes algo de trampas?

-Bueno un poco- dice Derek sentándose a su lado y cogiendo la que tiene Maud en las manos. La termina en apenas unos minutos. Luego, añade distraídamente mientras señala hacia una chica bajita y de piel bronceada. – Esa es la chica de mi distrito. Es una pena que la eligieran a ella con tanta gente que hay en mi distrito entrenándose por su cuenta.

Maud mira hacia donde le señala Derek. La chica es bajita, morena y de un tono de piel similar a la del chico. Está  intentando lanzar un par de cuchillos, pero las cosas no le van muy bien. De repente se gira y sus ojos verdes la miran inquisitivamente. Ella se queda paralizada, por un segundo le había parecido ver a su pequeño hermanito Walter en el centro de entrenamiento, pero no es su hermano el que está allí. Ni siquiera son sus ojos, esos ojos son de la chica del 4.

- Maud… ¿Me oyes? ¿Qué te pasa?- dice Derek preocupado tocándole levemente el hombro.

Maud deja de mirar a la chica y le pregunta, todavía algo aturdida:

-¿Cómo se llama la chica de tu distrito?

- Charlotte. Se llama Charlotte- dice sonriéndole.

 Luego, sin decir nada más, se levanta y se va.


martes, 12 de junio de 2012

Los Avox









Al terminarse el desfile todos van hacia el centro de entrenamiento. Aitor y Maud se montan en el ascensor junto con los demás y suben hasta la séptima planta. Ella estaba impresionada por la velocidad en que subían. Además, las paredes de cristal hacían que su rapidez fuera todavía más impresionante. Cuando llegan arriba cada uno va a su habitación para arreglarse y Maud decide ducharse antes de la cena. Por desgracia al tocarle a uno de los miles de botones que tiene la ducha empieza a salir un mejunje naranja y es incapaz de pararlo hasta que llega una criada vestida de rojo y presiona un par de botones, haciendo que de la ducha salga de nuevo agua templada junto con un jabón sencillo. La chica hace una reverencia y se va. Maud suspira, pensaba que no podría parar la ducha. Se termina de lavar y se pone lo primero que pilla en el armario de su nueva habitación. Mientras se viste piensa en lo doloroso que debe ser que alguien te corte la lengua y en lo horrible que será pasarte la vida atendiendo a los tributos que tiene que morir en la arena, y además, por si eso fuera poco, también te castigan sin poder hablar con nadie. Se supone que los Avox son una especie de traidores, pero ¿traidores a qué? ¿Traidores al Capitolio? ¿Qué han hecho tan grave para que el Capitolio los castigue así? ¿Saltarse la ley? ¿Intentar llegar a otro distrito? ¿O hay algo más, algo que el capitolio quiere ocultarnos?

“Qué más da, una chica como yo nunca lo descubrirá. Además, ya tengo suficiente con mi destino que no es mucho mejor que el suyo. Tengo dos opciones; o morir en la arena o dedicarme a entrenar tributos toda mi vida, lo que significa ver morir a uno de ellos todos los años, cuando no a los dos.”- piensa Maud cuando ya está totalmente preparada para la cena. Luego se mira en el espejo y decide que ya es hora de reunirse con los demás.

Cuando sale están ya todos sentados, aunque no han empezado todavía a comer. Se sienta al lado de su estilista y disfruta de los manjares que hay en la mesa mientras escucha como Elrond y Katrina conversan animados del impacto que causo su traje en el desfile. Maud tiene que admitir que la sorpresa que prepararon sus estilistas en medio del desfile fue una de las mejores ideas que había visto en los juegos. Sin embargo, enseguida se descubrió dándole vueltas al momento en que su mirada se cruzo con la del chico del distrito 4. Nunca le había pasado nada parecido. Esa extraña sensación que la recorría cada vez que recordaba lo sucedido. ¿Qué se supone que le pasaba? Ya había estado con otros chicos antes, chicos que le habían gustado. Claro que, siempre habían sido más mayores. No quería tener que verlos morir en los juegos. Sin embargo, esto era totalmente distinto. Apenas se acordaba de su rostro ni de su aspecto, solo recordaba el hermoso color de sus ojos; ese azul casi trasparente que parecía hundirla en la profundidad del mar, la dejaba sin respiración, y hacia que ella, que nunca había tenido miedo a nada, temblara como un cachorrillo asustado ante la posibilidad de volverlo a ver.  ¿Qué se supone que estaba haciendo? ¿Enamorarse de un chico que iba morir?, o peor aun ¿y si quedaban solo los dos? Tendría que matarlo o él la mataría a ella, y eso no se lo podía permitir. Que sería de sus hermanos si ella moría en la arena.

Agita la cabeza para apartar todos esos pensamientos. Está decidida a ganar y eso es lo único que importa. En ese momento traen una tarta y Maud, a la que le encantaban los dulces y no puede permitírselos casi en ninguna ocasión, comienza a atiborrarse de trozos de tarta. Aitor también parece disfrutar con ella, se llena el plato casi tanto como Maud.

-Vamos a tener que pedir más tarta, o no llegara para todos.- comento Elrond divertido al ver que de la enorme tarta que habían traído los criados, apenas unos minutos antes, ya solo quedaba un trozo pequeño.
Todos se ríen con ganas y Katrina pide que traigan más tarta. Mientras tanto Elrond disfruta del momento y Pierre comenta algo sobre una indigestión.

Cuando todos terminan de comer Maud decide irse a la cama. Se acuesta pronto para poder levantarse despejada al día siguiente. Era el primer día de entrenamiento y tenía que presentar su mejor imagen. Sin embargo, sus esfuerzos son inútiles. No consigue dormir en toda la noche, las pesadillas sobre las arenas anteriores la atormentan sin parar. Asique, al día siguiente, cuando se levanta para ir a los entrenamientos está más cansada que nunca. Se mira al espejo y ve como las ojeras le ensombrecen los ojos de tal forma que parece un zombi.

“Haber que hago ahora”- dice mientras oye unos golpes en la puerta que la avisan de que es la hora de bajar.

lunes, 11 de junio de 2012

El tributo del distrito 4








Maud se siente mareada entre tanta gente. Apenas puede atender a lo que dicen los comentaristas sobre el desfile.

-Miren los tributos del uno, están impresionantes con esas gemas esparcidas por la piel y el traje.- dice uno de los comentaristas al otro.

-Si, los del 1 van extraordinarios, pero mira los del 2. Que letales parecen con esos trajes.- responde el otro comentarista animado.

-¡Oh, están estupendos!- exclama asombrado de nuevo el comentarista que hablo primero.- pero no te distraigas o te perderás a los del 4. Míralos, parecen directamente venidos del mar.

Maud empieza a recuperarse de la impresión y se mantiene en su papel de dura, mirando al frente con indiferencia. Sin embargo, al mirar a los espejos que hay por encima de ellos observa como Aitor saluda y sonríe con picardía a la gente del Capitolio. Está representando su papel, y no se le da mal. Está realmente encantador.

-Miren, hay vienen los tributos del 7, están realmente impresionantes vestidos con trozos de corteza y ramas adornándoles. Por fin un traje decente en el 7- dice uno de los comentaristas.

-Olvídate de los del 7 y observa a los del 10. Dan verdadera pena vestidos así. Parecen vacas lecheras.- dice el otro, y los dos se parten de risa.

Maud está nerviosa, faltan solo dos distritos por salir y pronto tendrán que ver qué es lo que les han preparado sus estilistas. El último comentario sobre el distrito 12 la trae de nuevo a la realidad. Es el momento.

-Y ahora el momento que todos habíamos esperado. Ahí vienen los tributos del 12. Observen esa belleza masculina. El mismo dios Apolo estaría celoso de él.- dice dramatizando el momento con un suspiro, mientras el otro comentarista asiente convencido.

Maud mira a Aitor y este asiente. Dudan un momento y luego se abrazan. Maud esta incomoda con la proximidad de Aitor; su olor la abruma y aunque tiene la mirada fija en su cuello hasta ese trocito de la piel de Aitor la hace respirar aceleradamente. Aitor no le gusta, pero al fin y al cabo el es un chico, y es uno muy atractivo. Finalmente levanta la vista, observa su reflejo en el espejo y exclama:

-¡Aitor, míranos! ¡Estamos extraordinarios!

Y es cierto. Los dos trajes se han unido en uno solo y los trozos de cortezas, ramas y hojas parecen cambiar de posición formando un traje nuevo. Es increíble pero ya no parecen dos personas juntas, si no que más bien lo que parecen es un árbol. Si, un árbol. Uno de esos árboles que abundan en su distrito. Y lo mejor es que de las ramas que adornaban sus cabezas caen hojas que los bañan durante el resto del trayecto. Los dos están realmente impresionados, y no son los únicos: los habitantes del capitolio les silban, los aclaman y les tiran rosas. Incluso los comentaristas han dejado de lado a todos los demás tributos, y ahora, impresionados, se preguntan cómo han conseguido hacer semejante cosa sus estilistas. Sin duda el desfile no habría podido salirles mejor.

En cuanto llegan al círculo del centro de la ciudad se separan. Maud se siente confundida, por un lado está emocionada; han causado una buena impresión, y también está más cómoda ahora que se ha separado de Aitor, pero por otro lado ya siente nostalgia; la piel de Aitor al contacto con la suya era realmente agradable. Agita la cabeza para librarse de esos pensamientos y entonces lo ve:

El chico del distrito 4 la está mirando. Ella, sin dudarlo, lo mira con dureza para incomodarlo. Sin embargo, al cruzarse con su mirada, su expresión se ablanda y queda atrapada, incapaz de moverse ni de dejar de mirarlo. Sus ojos azules le hipnotizan de una forma sorprendente y parece que a él le pasa exactamente igual. Durante unos segundos nada sucede, parece que ninguno está dispuesto a romper la conexión que los une en esos momentos. Luego, el comienzo del discurso del presidente Snow los hace volver a la realidad y los dos apartan la mirada a la vez, aunque ninguno atiende al discurso. A pesar de haber dirigido la mirada hacia Snow parecen haberse quedado atrapados en el tiempo, en ese momento en que sus miradas se cruzaron… y no parecen poder ni querer salir de él. 

Un traje extraordinario






-Te pediría otro plato como estos, pero temo que vomites todo en el desfile- dice Elrond poniendo una cara de preocupación tan exagerada que no parece real.

-Creo que si sigo comiendo será justo eso lo que pasara- dice Maud soltando una carcajada.

Los dos se ríen durante un rato y hacen bromas sobre las caras que pondrían los habitantes del Capitolio si algo así pasara en el desfile. Después Elrond dice que debe hablarle del traje antes de que se acabe el tiempo y paran de bromear.

-Bueno, he pensado en algo original que los sorprenda a todos, pero prefiero que lo descubras junto con los demás; en medio del desfile.- dice el estilista mientras se levanta para coger un traje colgado cerca de la ventana- Este es el traje. Es hermoso, pero lo mejor lo veras en el desfile.

El traje que lleva Elrond en las manos parece estar hecho de trozos de corteza, ramas y hojas. Lo más sorprendente son unas ramas que sobresalen del vestido. En la otra mano Elrond lleva un traje blanco sencillo. Se acerca sonriendo y parece que de verdad le entusiasma su creación. A Maud le gusta el traje pero sigue sin entender porque esta tan ilusionado Elrond.

-Tienes que ponerte este traje por dentro.- dice mostrando el traje blanco y luego añade,  acercándose más- Ven, yo te ayudo.

Elrond le ayuda a vestirse y a ponerse los altos zapatos que tiene preparados para ella. Cuando terminan Maud se mira al espejo.

-¡GUAU! Es impresionante- exclama ella sin poder apartar la mirada del espejo. Las ramas que sobresalían por encima del vestido forman una especie de corona por encima de su cabeza.

-Pues claro, que esperabas.- dice Elrond cada vez más eufórico.

-¿Vas a mostrarme eso tan espectacular que reservas para el desfile?- pregunta Maud apartando la mirada del espejo y mirándole expectante.

-No- responde sonriente Elrond y antes de que Maud tenga tiempo de protestar añade- Quiero que cuando estéis a medio camino; es decir justo después de que salga el último carruaje, os abracéis.

Maud va a protestar puesto que los tributos nunca dan muestras de afecto en el desfile pero Elrond habla antes de que ella pueda decir nada.

- No quiero protestas. Y ahora, vamos. Nos están esperando.

Enseguida llegan a la planta baja del centro de renovación y Maud observa encantada a los caballos que son de un hermoso color castaño. Nunca había estado tan cerca de uno pero realmente le encantan. Son hermosos, elegantes y además tienen un porte impresionante. Maud coge unos terrones de azúcar y se los da. Luego, le acaricia el cuello con suavidad al que está más cerca y este le responde frotándole el hocico en la cara. Poco después llegan los demás. Aitor lleva un traje similar al suyo. Se saludan y se montan en el carro, en unos minutos empezara el desfile y tienen que estar preparados.

-¿Estas preparada para el desfile?- dice Aitor animado.

Maud le mira intentando adivinar que es lo que le hace tanta gracia a Aitor.

- Estoy deseando ver lo que nos tienen preparados nuestros estilistas.

“Ah, es el abrazo. Lo que le hace tanta gracia es que tengamos que abrazarnos en medio del desfile. Sabe que para mi será incomodo.” – piensa Maud al ver cómo actúa Aitor.

- Ten cuidado con lo que dices o te ganaras una enemiga letal en la arena- lo amenaza ella.

Aitor se parte de risa, le parece realmente gracioso ver a Maud molesta e incómoda. De repente el desfile comienza y su carro avanza hacia la multitud.

domingo, 10 de junio de 2012

Fanmade del segundo vasallaje de los veinticinco.( substitulado al español)

Hoy he tenido una comunion y no he podido subir capitulo. Lo subire mañana, sin falta. Os dejo este Fanmade hecho por unos fans de los juegos del hambre. Es muy bueno, a mi me gusto mucho. Seguro que os encanta. Esta substitulado al español para que todos entendais lo que pone!:D



sábado, 9 de junio de 2012

Elrond y Katrina







En cuanto el tren se para vienen unos agentes de la paz para llevar a los nuevos tributos al centro de renovación. Es el momento de que conozcan a sus respectivos estilistas y se pongan guapos para el desfile de esta noche. Cada tributo entre en una sala distinta. La habitación es amplia y sus paredes están rodeadas de espejos. Maud observa impresionada la habitación, pero cuando ve acercarse a los individuos que forman su equipo de preparación pierde todo el interés en ella. Si no fuera porque sabe que son los encargados de prepararla antes de que la vea su estilista pensaría que son alguna especie de mutantes. El primero en presentarse es Grimli y tiene la piel recubierta de escamas verdes y viscosas, los ojos saltones y sus manos tienen membranas entre los dedos que recuerdan a los pies de un pato. Después se presenta Dorothy que parece una extraña mezcla entre un humano y algún tipo de felino de gran tamaño. Sus ojos son como los de un gato y tiene el cuerpo recubierto de un pelaje amarillo con motas negras. Además tiene la nariz de un felino, dos grandes orejas en lo alto de la cabeza y unos bigotes que le salen de los mofletes. Claro que eso no es nada si tenemos en cuenta el largo rabo que le sale de algún punto en el trasero. Por último se presenta Spike que casi parece normal en comparación con los otros dos. Tiene la piel de color verde y el pelo adornado con enredaderas. Parece haber venido del interior de algún bosque misterioso.
-¡Hola!- dice Dorothy dando saltitos de alegría al verla- Estábamos desesperados porque llegaras. No hay nada que nos haga disfrutar  tanto como arreglar a los tributos que nos llegan.
Maud contiene un gesto de desagrado. No soporta a la gente del Capitolio, pero no puede permitirse desagradar a su equipo. Al fin y al cabo de ellos depende gran parte de su éxito.
- Oh, yo también estoy deseando que os pongáis a arreglarme. Seguro que en cuanto terminéis pareceré otra.- dice Maud mostrando su mejor sonrisa.
-¡Estupendo! Por fin nos toca una chica agradecida - dice Grimli animado y después de observarla durante unos segundos añade - Sera mejor que empecemos. Hay mucho que arreglar. Esto es un desastre.
Enseguida se ponen manos a la obra y las horas pasan lentamente. Maud suspira varias veces estresada mientras la lavan, la meten en mejunjes, la peinan, la depilan y le pulen la piel.  Maud ya empezaba a pensar  que pasaría en el centro el resto de su vida cuando Spike anuncia emocionado que ya han acabado.
- Ha sido agotador, pero ha merecido la pena. ¡Estas realmente estupenda!- dice mientras la obliga a dar una vuelta alrededor.
-Bueno, creo que ya podemos llamar a Elrond- añade Dorothy, luego tras ver la cara confundida de Maud añade- Es tu estilista. Es muy bueno, incluso mejor que Katrina; la estilista de tu compañero de distrito.
Tras decir eso se van. Al poco entra en la sala un Hombre alto, de cabello rubio claro y sin ningún tipo de maquillaje adornando sus rasgos. Lo único que lo identifica como un habitante del Capitolio son sus elegantes ropas y dos rasgos levemente alterados quirúrgicamente; unas orejas puntiagudas y unos colmillos afilados que ocupan el lugar en el que deberían estar sus caninos.
-Soy Elrond, tu estilista- dice mientras le da la mano, luego la observa detenidamente y añade sonriendo- Bueno, supongo que tendrás hambre después de todas esas horribles horas de preparación.
Maud le observa con precaución. La gente del Capitolio no suele agradarle, pero su estilista parece majo y además es el primer individuo del Capitolio que parece una persona más o menos normal. Sonríe y dice alegremente:
-¡Al fin alguien que me comprende en este sitio!
Elrond sonríe mientras le ofrece un brazo al que Maud no duda en agarrarse. Luego, él la conduce a otra sala en la que hay una enorme ventana. Se sientan uno enfrente del otro y Maud comienza a comer con ansia.
-Me alegro de ser de tu agrado- sonríe de nuevo y luego observa como come Maud mientras añade- Bueno, cuando termines hablaremos de tu traje para el desfile.
Luego se recuesta en  el sofá y observa con una leve sonrisa en los labios a Maud mientras esta se acaba su plato.
-Veo que tienes hambre, así que puedes quedarte con el mío.- dice el estilista mientras le ofrece su plato a Maud. Esta lo coge y se lo acaba en apenas unos minutos.

viernes, 8 de junio de 2012

Un chico seductor y una chica dura








Ponen el himno de Panem y se termina la retrasmisión. Rose comenta lo atractivo que es el chico del distrito 12 y lo difícil que lo tendrá para ganar la chica del 10. Aitor conversa con ella sobre las demás cosechas. Sin embargo, Maud frunce el ceño, molesta por los estúpidos comentarios. Todo lo que están diciendo se ve a la legua, además Rose habla de ganar o perder como si fuera un juego, como si nadie se jugase la vida, y eso Maud no puede tomárselo a bien. Después de un rato en el que Aitor y Rose se dedican a intercambiar comentarios intranscendentes, Pierre se levanta y antes de salir de la sala dice:
-Sera mejor que os acostéis. Mañana os quiero aquí a primera hora para ver que sabéis hacer y buscaros un enfoque con el que presentaros a la gente del capitolio.
Maud decide que lo mejor es acostarse también, así que se despide apresuradamente y se va a su habitación. Antes de acostarse busca un papel y un lápiz y apunta rápidamente los detalles más destacables de cada tributo, lo repasa, lo dobla y lo deja en la mesilla junto al lápiz. Luego se quita la ropa y se mete en la cama. No tarda en dormirse, a pesar de que su cabeza no para de repasar todos los detalles del día.
Por la mañana el compartimento se ilumina haciendo que Maud se levante maldiciendo por lo bajo. Se da una ducha rápida disfrutando de los placeres del agua caliente, luego coge unos pantalones verdes y una camiseta del mismo color y se los pone con rapidez mientras observa el paisaje que se ve por la ventana. Ya se ve a lo lejos la famosa capital, ya se pueden apreciar perfectamente las diferentes luces de colores que la adornan y los enormes edificios que la forman. El tren no tardara en llegar allí. Cuando termina de vestirse se guarda en el bolsillo el papel donde apunto lo más destacable de cada tributo y el collar de piñones, finalmente baja a desayunar y se encuentra con que Pierre ya está en la sala. Se sienta y espera a que el diga algo. En ese momento llega Aitor y Pierre aparta su plato a un lado y dice:
- Bueno, antes de que desayunéis decidme. ¿Que sabéis hacer?
- Yo soy buena con el hacha. También se hacer trampas, pero solo de las más básicas.- responde Maud despreocupadamente mientras pasea la mirada por los manjares de la mesa.
-¿y tú, Aitor?- pregunta Pierre prestándole atención esta vez a Aitor.
-Yo… bueno, se usar el hacha, pero no como ella. Ella la sabe usar como arma, arma de verdad. – responde Aitor con admiración.
-Oh, por favor- dice Maud poniendo los ojos en blanco y añade con voz cansada- Es un buen leñador, así que el hacha no supone una dificultad para él. Además puede cargar los troncos más grandes y sabe usar el cuchillo.
-Bien, pues tu Maud quiero que perfecciones tu habilidad con las trampas. A ti Aitor, tampoco te vendrá mal aprender. Son muy útiles para la comida. También quiero que atendáis a las explicaciones de que se puede comer y que no allí en la arena.- dice mirándolos alternativamente y por último añade- por último quiero que entrenéis con otras armas que no sepáis usar. Ya tendréis tiempo de practicar con vuestras favoritas cuando estéis solos conmigo.
Los dos asienten con energía y durante unos segundos se quedan todos en silencio. Luego, Pierre añade:
-Levántate Maud, voy a ver que les puedes ofrecer a esta gente.
Maud se levanta obedientemente y soporta con indiferencia el análisis de Pierre, que la sujeta por la barbilla y la observa con cara de concentración. Para finalizar le pide que dé una vuelta alrededor de ella misma. Luego, todos se quedan en silencio esperando haber que dice Pierre.
-Bien, creo que puedes hacer de chica dura. Se te da bien- luego se gira hacia Aitor y añade- Levántate, o crees que tengo todo el día.
Maud observa sentada como Pierre repite la misma operación con Aitor y luego, cuando Aitor se sienta por fin, esperan a que el diga algo.
-Bueno, eres un chico bastante guapo. ¿Crees que podrías hacer el papel de seductor? A las masas del Capitolio les encanta. – Pregunta Pierre mientras intenta analizar a Aitor.
Sin duda el comentario hace que una sonrisa pícara asome a sus labios, y Pierre complacido añade:
-Eso es lo que queremos. Así me gusta, chaval.- Luego hace un extraño gesto que a Maud le recuerda al de algunos tributos cuando matan a sus contrincantes y añade – Bueno chicos, quiero veros en vuestros papeles siempre que haya una cámara delante. Es decir, en todos lados excepto en los entrenamientos.
Y dicho esto se levanta y coge un par de botellas de Ron.
-Bueno, creo que estamos llegando. Así que yo me voy a celebrar que se acabo mi trabajo por hoy.
Y se larga de la habitación. En ese momento el tren pasa por debajo de un puente y Aitor comenta mientras pone su mejor sonrisa.
-Bueno, y a ti que te parece. ¿Soy un chico seductor?
Maud intenta mantenerse seria pero, a pesar de los esfuerzos, no puede evitar que se le escape una carcajada.
-Vamos, Aitor. No me hagas reír. Tengo que mantener mi pose de chica dura- dice poniéndose totalmente seria.
Enseguida los dos se echan a reír descontroladamente, apartándose de la realidad de que van a ser enemigos en un campo de batalla en el tendrán que matar o morir. Su risa solo se ve cortada cuando el tren sale del túnel y el Capitolio asoma ante ellos. La hermosa ciudad, plagada de colores, edificios asombrosos y gente vestida como si fuera a una fiesta de disfraces, les recuerda que no están allí para disfrutar, si no para morir en la arena.


jueves, 7 de junio de 2012

El resumen de las cosechas






La puerta permanece cerrada apenas unos segundos, luego entra la familia de Maud al completo. Sus pequeños cinco hermanos están llorosos, saben perfectamente que le pasara a su hermana puesto que ellos también son obligados a ver los juegos todos los años. Walter se sienta en el regazo de su hermana, y esta le acaricia la cabeza con dulzura mientras dice:

-No os preocupéis por mí. Ganare, os lo prometo. Vosotros solo tenéis que preocuparos de alimentaros bien mientras yo no este.

Luego levanta la mirada y mira a sus padres a los ojos. Estés la están mirando angustiados y sin saber que decir. Después de unos largos minutos en silencio, en los que Maud no ha parado de acariciar a Walter intentando calmarlo, los agentes avisan de que la despedida no se puede prolongar más. Walter baja de su regazo y Maud abraza uno a uno a sus hermanos. Pasados unos segundos incómodos su padre le da un abrazo y su madre le besa en la mejilla. Luego, sin decir nada, se van.

Después de unos largos minutos los agentes de la paz vienen a recoger a Maud para conducirla a la estación de tren. La estación está repleta de cámaras, sin embargo Maud no se preocupa, no ha llorado durante la despedida; a pesar del dolor que golpeaba insistentemente su pecho, y está decidida a ganar los juegos. Supone que esa decisión se reflejara en su cara y eso es precisamente lo que quiere que capten las cámaras. Aitor sin embargo, parece reflejar una mezcla de emociones, a primera vista parece que está intentando aparentar distante y despreocupado pero fijándose bien se puede observar claramente como le tiembla el labio inferior de los nervios. Mira hacía las cámaras preocupado por la imagen que da y eso hace que el temblor del labio se intensifique, a pesar de ser todo lo contrario de lo que intenta hacer. Maud deja de mirarlo, ahora que se fija no parece un tributo tan poderoso, ni un enemigo tan temible. Más bien parece un cachorrillo asustado, intentando aparentar ser un Rottweiler, pero sin conseguirlo en lo más mínimo.
Suben al tren  y este arranca. En poco tiempo se pone a una velocidad que impresiona a Maud, nunca antes había montado en algo tan rápido. Se recupera de la impresión lo mejor que puede y se mete en su habitación. El tren es increíblemente lujoso, las habitaciones son amplias y en ellas hay grandes ventanas por las que se ve por donde pasa el tren, aun que con la velocidad no se pueden apreciar los detalles. Maud se queda un rato observando el paisaje que se puede ver por la ventana. Los hermosos bosques de pinos del distrito 7 le recuerdan que cada día se levantaba con el alba a talar el máximo número de árboles posibles, pues de ese número dependía, junto con el de número de árboles que talara su padre, el sustento de toda su familia. Cuando los bosques de pinos se pierden de vista Maud pasea por la habitación nerviosa. Mientras piensa cual podría ser su estrategia en los juegos encuentra en el bolsillo el colgante que le regalo Mike. Lo sujeta entre las manos, emocionada. Es hermoso, el recuerdo perfecto de su distrito, y huele tan increíblemente bien. Lo toquetea con las manos y luego lo acerca para aspirar el fuerte olor a pino que se desprende de él.
De repente suenan unos golpes en la puerta y se oye una voz estridente.

-Maud, vamos, ven a cenar - dice alegremente Rose- Todos estamos ya a la mesa y pronto echaran  el resumen de las cosechan. Supongo que querrás verlo.

Se guarda rápidamente el collar de piñones en el bolsillo y sale de la habitación. No puede permitirse quedarse sin ver el resumen de las cosechas, debe tomar nota de los demás tributos. Cuando llega al comedor todos están ya sentados y han comenzado a comer. Maud sabe que debe comer todo lo posible para estar mejor preparada para la arena, pero después de la cosecha se le han quitado las ganas y además no falta mucho tiempo para que echen el resumen. Coge dos panecillos y una taza de chocolate y va mojando trozos de los panecillos antes de metérselos a la boca. Está terminando el último trozo de panecillo cuando levanta la vista y se encuentra con la mirada de Aitor. Le mantiene la mirada durante unos segundos, pero este enseguida la aparta avergonzado. Ella con indiferencia lo observa durante unos segundos más y luego dirige la mirada a la gran televisión que hay en la sala, en la que acaban de empezar a retrasmitir el resumen.

Los distritos van saliendo en orden y Maud va tomando notas mentales sobre los distintos tributos.

“la chica y el chico del uno son profesionales, fuertes y altos, se nota que no han pasado hambre nunca y seguramente han sido entrenados antes de los juegos” “En el dos se repite lo del uno, sin embargo sus tributos parecen más amenazadores y menos bobalicones que los del uno” “Los del tres son dos jóvenes asustados, mal alimentados y con apenas 15 años de edad” “En el 4 hay una chica de poca edad que recuerda a un animal herido y que apenas tiene 12 años, sus ojos verdes piden piedad a gritos, y un chico que parece fuerte y bien alimentado pero que no es uno de los profesionales, se ve claramente en su mirada tierna y compasiva” “En el 5 una chica se ofrece voluntaria, es raro porque en el cinco no hay profesionales, pero esta chica parece fiera y letal, quizás haya entrenado por su cuenta. Y un chico de rizos rubios que parece estar a punto de desmayarse cuando oye su nombre” “En el 6 los chicos elegidos están tan famélicos y dan tanta pena que probablemente no pasen del primer día, seguro que mueren en la matanza inicial.”  “A continuación sale nuestra cosecha y quedo conforme porque no se me ve tan débil como me sentía, y Aitor; a él tampoco se le ve tan mal después de ver a los tributos de las cosechas anteriores.” “Él del 8 es otro chiquillo famélico que probablemente morirá en la primera batalla, sin embargo en los ojos de la chica me parece haber percibido un destello de inteligencia, no me fiaría de ella ni aunque fuera mi última opción.” “En el 9 eligen a un chico que tiene unos ojos de color Avellana y una gran cicatriz en la cara, y  a una chica a la que le falta una mano.” “Los del 10 no tienen mejor pinta; la chica esta coja y el chico se desmayo en cuanto dijeron su nombre” “Los del 11  parecen delgados y famélicos, sin embargo con un poco de entrenamiento y comida puede que sean enemigos poderosos. Son altos y tienen buenos cuerpos, a pesar de ser delgados” “Y finalmente los del 12; La chica parece normalita, no destaca en nada, pero el chico es realmente guapo, si tiene suerte ganara muchos patrocinadores en los juegos.”



El colgante de piñones





Todas las miradas se clavan en ella.  Esta pálida y se siente mareada, pero lucha por recomponerse mientras comienza a dar pasos hacía el escenario. Todos se apartan a su paso dejándole el camino libre. En un momento dado teme desmayarse pero respira hondo varias veces y continúa su trayecto. Cuando llega a las escaleras ve como Pierre se acerca y la ayuda a subir al escenario. Rose le pasa un brazo por el hombro mientras dice:

-Bueno, aquí tenemos al tributo femenino de este año.
La gente del distrito comienza a aplaudir mientras Rose sujeta la mano de Maud y la levanta como si fuera ya la campeona.
-Grande, grande. ¡Esta chica llegara muy lejos, ya lo veréis!- dice Rose con una amplia sonrisa mientras se acerca a la urna de los chicos.
Maud se frota las manos, a la vez que busca a su familia con la mirada. No le preocupa en absoluto quién será el tributo masculino de su distrito puesto que ella no se relaciona con sus compañeros más jóvenes. ¿Para qué? ¿Para verlos muertos en los juegos?
-Bueno amigos, veamos que nos puede ofrecer el tributo masculino- dice la señorita Timber mientras rebusca en la urna. Finalmente saca una papeleta, la desdobla y lee- Aitor Garayoa.
“Aitor Garayoa”
El nombre resuena en la cabeza de Maud mientras busca en su memoria algún recuerdo sobre él.  Es un chico alto y moreno, con unos enormes ojos castaños y una tez bastante oscura. Es fuerte y hábil con el hacha.
“va ser un tributo duro de pelar”- piensa fugazmente Maud mientras le observa subir al escenario.- “Desde luego, si quiero ganar tengo que recopilar toda la información posible sobre él. Sobre él y sobre los demás tributos. No puedo permitirme perder, tengo demasiados hermanos hambrientos, que comen únicamente de los arboles que talamos mi padre y yo.”
Al terminar las presentaciones los dos tributos son llevados al edificio de justicia y  Maud se mete en la habitación de la derecha y se sienta en el sofá de terciopelo anaranjado que hay en la habitación. Espera con la mirada perdida a que llegue el suplicio de tener que despedirse de su familia, pero le sorprende que el primero que entre en la habitación sea Mikel Welling; el mejor talador de arboles del distrito, bueno, el  mejor después de Maud.
-Maud, no puedes rendirte- dice arrodillándose frente a ella- Eres la mejor con el hacha, incluso sabes luchar con ella. Te he visto practicar.
-Nunca entrene en serio, sólo jugaba con el hacha.- responde con la mirada todavía pérdida, sin apenas mirarle- además, están los profesionales. A ellos nunca les ganare.
Mike parece desesperado, el sudor le corre por la frente y se frota las manos compulsivamente.
-No ganan siempre los profesionales. Al menos, prométeme que lo intentaras-dice desesperadamente mientras saca algo del bolsillo.
Un hermoso collar hecho de piñones hace que Maud finalmente deje de mirar al abismo y con una breve sonrisa recoja el collar que le ofrece Mike.
-¿Por qué lo haces Mike?- dice Maud mirando el colgante que tiene entre las manos.
-porque no te quiero ver morir en la arena- dice Mike mirando fijamente a Maud, a la vez que se frota las manos, cada vez con más frenesí.
Sus miradas se cruzan durante un segundo y la cara de Maud se descompone en una mueca de angustia.
-Yo tampoco, Mike. Yo tampoco…
De repente dos agentes de la paz se asoman y anuncian que se le ha acabado el tiempo de Mike.
Este se levanta para irse, pero antes aprieta con fuerza la mano de Maud y dice:
-Nos vemos al final de los juegos.
Y se va.